Por Patricio Echegaray
En estos días debemos admitir que ni el sentimiento placentero y tranquilizador que nos transmite el extraordinario éxito de Evo Morales y sus compañeros de la revolución boliviana, batiendo a la oposición con algo más del 60% de los votos, debe tranquilizarnos por un momento frente al accidentado camino que nos deparan estos días finales de octubre, ante las evidentes dificultades que enfrenta Dilma Roussef en la segunda vuelta electoral, y Tabaré Vázquez en su intento de retornar a posiciones de gobierno de la mano del Frente Amplio.
Estas dificultades visibles, que sin duda influirán sobre el proceso electoral argentino, presentan el interrogante de si podrán las fuerzas progresistas, que hasta ahora han asumido los gobiernos de esos países, continuar en el control de los mismos.
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