Dos candidaturas presidenciales están ante nuestros ojos para la segunda vuelta electoral del 22 de noviembre.
Pero no se trata sólo de dos personajes, ni sólo de sus capacidades o condiciones éticas y morales.
Macri, disfrazado de un festivo ropaje publicitario y apoyado y protegido por los grandes medios de comunicación, representa el fin de un ciclo de reformas de recuperación de derechos populares, de democratización y de unidad latinoamericana que hemos vivido en estos años, y por sobre todo, un retorno agravado a lo que soportamos en los años 90, con endeudamiento, desindustrialización y consiguiente desempleo, hambre, miseria, caos y represión.