El vil asesinato de un importante general iraní y de un jefe de las Unidades de Movilización Popular de Irak, bajo las órdenes directas de Donald Trump, es un acto de guerra fríamente premeditado del imperialismo de los EE.UU., que no apunta a modificar el cuadro estratégico militar de la región, aunque lo pone en tensión, sino que resulta una provocación gigantesca dirigida a colocar la zona, y al mundo, al borde de una guerra cuyos alcances no pueden predecirse.
Es que el capitalismo real, a nivel global, no está en condiciones de ofrecer a los pueblos formas de bienestar, mejoras económicas ni sociales, ni mucho menos salud, educación, trabajo o viviendas dignas y solo tiene como respuesta a las demandas y protestas, a las luchas de los pueblos, las represiones, los golpes de Estado, las agresiones y las guerras.
Es lo que viene ocurriendo en Irak, donde el profundo descontento social crece, y pretende ser presentado como organizado desde Teherán, de acuerdo a la matriz internacional al respecto.
El Partido Comunista de la Argentina condena enérgicamente este hecho y la política general de Washington en la que se enmarca, la cual al fin de sostener o intentar recuperar el control sobre el petróleo y otros recursos, no vacila en destruir países enteros, haciendo uso de la fuerza.
En la Casa Blanca, con el acompañamiento del sistema mediático propagandístico global, presentan este crimen como un acto de “patriotismo imperial”, cuando no es otra cosa que un brutal acto de guerra, que no sorprende si observamos los antecedentes de tantas agresiones, invasiones, bombardeos, etc., cometidas en la historia, de la cual Irak, Libia, Siria, Yemen y también la Palestina ocupada, son víctimas recientes.
La ecuación de sangre por petróleo es ya una constante en el Medio Oriente y está amenazando y afectando cotidianamente en Sudamérica a nuestra hermana República Bolivariana de Venezuela.
Pero tampoco debemos naturalizar estas políticas, ni limitar nuestra capacidad de rechazo y de lucha por la paz, por el respeto a la soberanía de las naciones y el derecho de disponer de sus recursos naturales en un mundo multipolar y policéntrico donde se respeten las normas de convivencia internacional.
El ataque criminal de Bagdad se produce cuando en Argentina recordamos aquel 3 de enero de 1833, día en que la soldadesca británica ocupara por la fuerza nuestras Islas Malvinas.
No estamos lejos pues de esas situaciones y no hace demasiado tiempo hemos conocido el dolor de la guerra.
Consideramos que la República Argentina, que ahora tiene un gobierno nacido de la voluntad popular soberanista, surgida en gran medida en el rechazo a las políticas de alineamiento con los EE.UU. y el FMI, debe repudiar estos hechos del aeropuerto de Bagdad como una afrenta a la paz y la seguridad internacionales.
Llamamos al pueblo argentino y a sus organizaciones a unirnos y movilizarnos por la paz y la soberanía de los pueblos, contra el imperialismo y el guerrerismo. Y en solidaridad con todos los que luchan por la liberación nacional y social.
Secretariado Nacional
Partido Comunista de la Argentina.