Como tantas veces ha sucedido en la historia, una vez más los EEUU se lanzan a una aventura imperial contra la soberanía de una Nación.
La ambición por adueñarse de los recursos petroleros y mineros de Venezuela ocupa hoy el centro de la escena y para ello se utilizan toda clase de diatribas para justificar lo injustificable.
La complicidad con cientos de golpes de Estado en todos los continentes, invasiones y bombardeos de poblaciones civiles, el apoyo a los peores regímenes autoritarios y represivos y vetustas monarquías, restan toda autoridad a Washington para hablar de dictadura y derechos humanos en Venezuela.
Especialmente cuando buena parte de los severos problemas de este hermano país se deben a las acciones conspirativas externas y a la acción de una derecha local, cuyo sector más desesperado y violento promueve un permanente boicot a la economía y ha dejado ya cientos de muertos, en su mayoría quemados vivos en las conocidas guarimbas.
Los peligros para Venezuela lo son para toda la región latinoamericana y caribeña.
Contra México un muro fronterizo, contra Cuba un bloqueo, una asonada sangrienta contra Nicaragua y la imposición del neoliberalismo antipopular allí donde tienen gobiernos adictos.
Y ahora el peligro cierto de una agresión militar contra Venezuela, seguramente maquillada con falsos argumentos de “ayuda humanitaria”, “vacío de poder” u otros.
El pueblo venezolano está de pie, como lo demuestra la gigantesca movilización de unidad del 2 de febrero pasado. Y las fuerzas militares están dispuestas a defender la soberanía del país.
Pero ello hoy, para parar la guerra, requiere de la complementación con un gran movimiento global de solidaridad de pueblos y gobiernos.
Por ello vemos con esperanza la conferencia convocada en Montevideo, para el 7 de febrero próximo, por los gobiernos de Uruguay y México, y a la cual se invita a gobiernos y organismos internacionales.
En tal sentido, y dada la decisión de la Unión Europea de concurrir a esa cita, le hacemos un llamado a que abandone su postura intervencionista y parcial y en la capital uruguaya contribuya a una solución política consensuada, que por sobre todas las cosas impida una intervención armada, que solo agravaría el amplio conjunto de problemas por los que la región y el mundo atraviesan.
Jorge Kreyness
Relaciones Internacionales
Partido Comunista de la Argentina.
Buenos Aires, 4 de febrero de 2019.