Acompañando como desde el primer día el dolor y la angustia de los familiares y amigos de los tripulantes del ARA San Juan, no podemos dejar de señalar que las revelaciones que surgen vía Infobae y tomadas por MinutoUno en C5N resultan confirmatorias de claras faltas a la verdad y de desinformación en torno a lo ocurrido con la embarcación.
La información, escondida hasta ahora, de que el ARA San Juan tuvo contactos cercanos con un submarino nuclear del Reino Unido, reafirma los fuertes indicios de que de esa u otra unidad de la OTAN pudo haber partido un proyectil que produjera el ruido anómalo, singular, violento, corto y no nuclear, compatible con una explosión, tal cual se diera a conocer en su momento.
Conociendo el modus operandi de la Marina de Guerra de un país colonialista como el Reino Unido, si hay una zona de exclusión, es una zona de exclusión efectiva y no solo declarativa.
La causa de las mentiras, omisiones, silencios inexplicables y desinformación debe buscarse en los acuerdos de negocios establecidos entre los empresarios que nos gobiernan con Londres y Washington, que no serían posibles de continuar ante una denuncia clara, como correspondería a una República Argentina independiente, de un acto de guerra que pretende imponer el dominio colonial no sólo sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwichs del Sur y sus aguas circundantes, sino además controlar militarmente el paso interoceánico al Sur del Cabo de Hornos y el acceso a la Antártida, cuando está por vencer el Tratado que rige para ese continente polar.
No puede descartarse entonces al investigar el tema, como se viene haciendo, que la causa de la desaparición del submarino argentino es una presencia militar colonial inadmisible, que unida a una política exterior genuflexa de entrega a cambio de negocios empresariales, pone en riesgo vital la vida, la seguridad, la paz y la soberanía de los argentinos en nuestros mares.
Jorge Kreyness
Secretario de Relaciones Internacionales
Partido Comunista de la Argentina
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