Después de padecer una larga y penosa enfermedad, el lunes 25 murió el director de Nuestra Propuesta, un periodista y revolucionario, un camarada.
Ayer lunes los integrantes de esta Redacción nos enteramos de que había fallecido nuestro director, Alejandro Morales. Alejandro arrastraba desde hacía muchos años una penosa enfermedad, que supo sobrellevar con mucha dignidad y que durante los últimos meses complicó todavía más su estado de salud, hasta acabar con su vida.
Desde pibe Alejandro fue militante comunista y lo siguió siendo hasta el último momento. Siendo adolescente su militancia lo destacó durante el movimiento que se plantó al intento de la dictadura impuesta en 1976 de cerrar las escuelas técnicas.
Poco después fue responsable de Prensa de la Federación Juvenil Comunista de Capital, cuando ya comenzaba a perfilarse lo que fue una de las pasiones de su vida. Y el periodismo lo llevó, entre otras cosas, a desempeñarse en Radio Belgrano donde trabajó junto a Ricardo Horvath, así como a formar parte del equipo de producción del mítico Protagonistas que conducido por Eduardo Aliverti, puso un hito en el panorama comunicacional de la década de los 80.
Y otra de sus pasiones fue Boca. Del xeneize fue hincha y fue vecino de la ribera, pero también participó intensamente en un momento de la vida de club donde se desempeñó en la Comisión de Cultura, durante la gestión encabezada por Antonio Alegre y Carlos Heller.
En el Partido Comunista se desempeñó con diferentes responsabilidades, entre ellas, acompañando a Athos Fava en la Comisión de Relaciones Internacionales y como integrante del Comité Central y la Comisión Política.
Una persona se define por lo que piensa, a veces por lo que dice, por su sistema de creencias o su ideología. Pero fundamentalmente lo hace por sus acciones pequeñas y constantes, de esas que carecen de rimbombancias por lo que pueden pasar desapercibidas en el momento, pero que van provocando un efecto acumulativo que es vital para la construcción de sentido común, de la masa crítica que es ese insumo indispensable para construir la revolución.
En esta tarea Alejandro fue un obrero. Y lo fue hasta los últimos días, en los que el padecimiento que le imponían sus dolencias no lo hizo retroceder ni un milímetro.
Quienes somos sus compañeros de Redacción, recordamos a Alejandro con su vitalidad y también con el andar cansino de sus últimos años que nunca fue obstáculo para que cumpliera con su responsabilidad militante. Lo recordamos y abrazamos a su familia, a Noemí su compañera de vida y a sus hijos Matías, Martín y Julián.
Lo recordamos y honramos como un periodista cabal, un camarada, como un referente sincero, como un tipo recto y sensato. Lo recordamos y honramos como un verdadero revolucionario de esos a los que una vida plena de rica militancia, acaba convirtiendo en un verdadero imprescindible. Gracias Alejandro.