Tras el resultado de las PASO el escenario hacia las elecciones presidenciales de octubre se presenta complejo y desfavorable para los intereses del pueblo. El candidato más votado, Javier Milei, representa una auténtica amenaza con su propuesta neofascista y ultraliberal, alineada a Estados Unidos e Israel. Otra variante que se asume bajo las órdenes de ese mismo dispositivo de dominación imperialista y le disputa el electorado a Milei con su mismo perfil de ultraderecha neoliberal es Patricia Bullrich, que ha sido parte de los gobiernos que mayor desigualdad social provocaron en nuestro país durante las últimas décadas y a los que el propio Milei toma como referencia. En tanto que Sergio Massa, ministro de economía y candidato presidencial en un contexto de alta inflación, devaluación y pérdida constante del poder adquisitivo del salario también garantiza la continuidad del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, al que tanto Bullrich como Milei le exigen más ajuste todavía.
Este laberinto nos coloca ante la necesidad de reagrupar fuerzas para fortalecer la resistencia popular contra el ajuste y, fundamentalmente, para construir una verdadera alternativa política, dispuesta a avanzar hacia la liberación nacional y social. Sin embargo, en ese tránsito asoma en lo inmediato una tarea urgente: evitar el ascenso del fascismo al gobierno.
La amenaza fascista, que Javier Milei y Patricia Bullrich representan, es consecuencia directa de las esperanzas frustradas de las grandes mayorías y no será derrotada con concesiones permanentes a los poderes fácticos y con más medidas de ajuste. Ese es el camino que nos trajo hasta esta situación. En este contexto, entendemos que el voto por Unión por la Patria, aún considerando que es un espacio que en el orden nacional no nos contiene programáticamente y reafirmando que nos oponemos a las políticas fondomonetaristas de su candidato, es el único que puede permitir un escenario en el cual no avancen las posturas más reaccionarias en esta restringida oferta electoral, que es expresión de la grave crisis de representación política que atravesamos en la Argentina.
Ante este panorama queda claro que sea cual fuere el resultado de las próximas elecciones nos enfrentaremos a una situación donde prevalecerán desde arriba las políticas de ajuste. Por lo tanto, el reagrupamiento que venimos proponiendo deberá aglutinar un espacio frentista que confronte ante quienes representan los proyectos neocoloniales y neofascistas, dirigidos en todos los casos desde la embajada yanqui, y construir esa alternativa de poder que sigue estando pendiente y que resulta imprescindible para la defensa de nuestra soberanía y de los intereses populares.
En tanto que, para convocar con mejores chances a votar por Unión por la Patria a esa amplia franja del electorado descontento que el 13 de agosto no asistió a las urnas o votó en blanco y para desengañar a buena parte del electorado que optó por Javier Milei, tenemos que resaltar el hecho de que si logramos impedir que los candidatos del fascismo lleguen a la Rosada dispondremos de mejores condiciones para, con el pueblo movilizado, conservar conquistas históricas ganadas con la lucha en unidad, enfrentar al ajuste del fondo y construir una salida colectiva a la crisis.
El ingreso de Argentina a los BRICS abre una señal alentadora en esa dirección. Con sus nuevos países miembro los BRICS se constituyen en la principal economía mundial, superando incluso al PBI del G7. Pero para que el papel de nuestro país en este bloque de naciones trascienda el plano del intercambio comercial y permita proyectar una apuesta hacia un mundo multipolar, garante de la paz y promotor de una integración regional antiimperialista en nuestro continente, tendría que existir una firme decisión política del gobierno. Quienes, en cambio, sí han asegurado con firmeza que retirarán a la Argentina de los BRICS (y hasta del MERCOSUR) si llegan a la presidencia no son otros que Milei y Bullrich.
De cara al 22 de octubre ponemos todo nuestro compromiso militante a disposición de la defensa de la vida y de las más elementales libertades y derechos que aún quedan en pie en una democracia cada vez más restringida. En estos momentos que nos toca vivir resulta indispensable seguir exigiendo libertad para Milagro y todxs lxs presxs políticxs y justicia para Facundo Molares, víctima de un crimen político cometido por la policía de Horacio Rodríguez Larreta. Como así también, juicio y castigo a los responsables materiales y políticos del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
De todas maneras, en el marco de la batalla política que se concentra en la campaña electoral no podemos limitarnos a llamar a votar para la conservación de derechos, más aún cuando es nuestro pueblo el que mes a mes está pagando con su bolsillo la deuda impagable con el FMI. Debemos, además y sobre todas las cosas, expresar propuestas programáticas por transformaciones profundas y señalar que sólo podrán abrirse paso de abajo hacia arriba, con poder popular.
En este sentido, valoramos positivamente la experiencia transitada con la lista Justa y Soberana , que impulsó la precandidatura presidencial de Juan Grabois y contó con la activa participación de nuestra militancia partidaria. El 6 por ciento obtenido (más de un millón y medio de votos) constituye un apoyo importante para seguir impulsando el rechazo al acuerdo con el FMI y forjar la unidad programática que nos demanda esta etapa política más allá del calendario electoral.
Para poner en evidencia que la imagen “trasgresora” que vende Milei no es más que una construcción mediática se vuelve imprescindible encauzar la bronca y la esperanza por izquierda y, de la mano de la lucha reivindicativa en defensa de nuestra soberanía y de una mejor calidad de vida para la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto, instalar con más fuerza el debate por el socialismo en nuestro país.
El proyecto de país de Milei y Bullrich tiene olor rancio, representa lo más retrógrado de la política y busca sellar la impunidad para los genocidas de la última dictadura cívico-militar. Ambos convalidan la usurpación inglesa de nuestras Islas Malvinas y acuerdan en la idea de hacer de nuestro territorio una gran base de la OTAN. Bullrich y Milei son las caras de la represión y la violencia fascistas. Por lo tanto, no pueden ser jamás los representantes de un futuro mejor ni de una patria más justa. Son el pasado al que le hemos dicho nunca más.
Frente a las opciones fascistas no caben vacilaciones: ¡No pasarán!