Retorno sí, con Escuelas Dignas y Seguras

Garantizar una Educación Pública y emancipadora ante la Pandemia del Neoliberalismo

 El año 2020 comenzó con una inesperada pandemia que transformó la vida de la humanidad. El COVID-19 con sus características epidemiológicas y sus altos niveles de contagio impuso nuevas formas de habitar el mundo, pero sobre todo puso al desnudo los límites del capitalismo, en lo económico, político, cultural y social, sustentado en lógicas de acumulación que atentan contra las mínimas condiciones necesarias para la reproducción de la vida y evidenció las desigualdades sociales preexistentes producto de la “pandemia neoliberal” que padecimos en los años recientes, y de modo más estructural como consecuencia con la resultante del modelo impuesto por la dictadura cívico, militar y eclesiástica. Esta crisis, que no es solo sanitaria, está teniendo consecuencias en todas las dimensiones de las relaciones sociales, incluida la educativa.

El COVID-19 con el consecuente aislamiento social como medida sanitaria necesaria para evitar la propagación del virus generó que, por primera vez desde que se crearon los Sistemas Educativos Nacionales, las instituciones educativas en casi todo el mundo suspendieran al unísono las clases. Esta inédita e inesperada situación generó una mudanza de la educación de la escuela -espacio público- al hogar -espacio privado-, a partir de una implementación de emergencia de un conjunto de prácticas y estrategias educativas para garantizar la “continuidad pedagógica”, predominantemente de forma virtual, e hizo visible tanto el carácter irremplazable de las escuelas y lxs docentes, como la existencia de problemas estructurales de la educación argentina: salarios insuficientes, carencia de cargos docentes, precaria infraestructura, desatención de la salud de les trabajadores de la educación, un desguazado sistema de conectividad escolar que sucumbió tras la eliminación del Programa Conectar Igualdad, un financiamiento educativo escamoteado por la subejecución presupuestaria y recortes presupuestarios que hasta violan la Ley de Financiamiento Educativo.

La consigna “Abran las escuelas” responde a una incalificable falsedad, que persigue la necesidad de que la escuela garantice la disposición de la fuerza de trabajo en favor de la que le garantice productividad y maximización de las ganancias del capital, en detrimento de la salud. Durante los primeros momentos de la pandemia, la ofensiva de los sectores de la derecha consistió en la defensa y reivindicación de la educación virtual, un espacio hegemonizado por lucrativos negocios de la educación privada y la precarización laboral docente. Sin embargo, guiados por el oportunismo político, sobre todo desde el gobierno de CABA, desde mediados del pasado año cambiaron su estrategia y bajo la consigna “A las Aulas” un conjunto de fundaciones, empresas, ONGs y “expertos/as”, vienen batallando con el regreso a las clases presenciales y marcaron la agenda de la discusión educativa en Argentina. Estos sectores son aquellos que despliegan las estrategias del Imperialismo en temas educativos, con el objetivo de impregnar con sus valores, recursos, dispositivos y asesorías las estructuras públicas. En el plano de la representación política de estos intereses se encuentra el espacio de Cambiemos (PRO-UCR) que cuando se puso al frente del Estado estigmatizó la escuela pública valiéndose de operativos de evaluación sesgados de “medición”, persiguió docentes a través del espionaje y la represión, organizó amenazas públicas y con sus políticas de vaciamiento presupuestario es responsable de la muerte de Sandra y Rubén en la explosión de la escuela en Moreno.

Observamos con preocupación que estos sectores se han convertido en los principales interlocutores del Ministerio de Educación Nacional en los últimos meses -en detrimento de las organizaciones de trabajadorxs de la educación y la comunidad educativa- tanto por el compromiso con su agenda inmediata, como también por el nombramiento de referentes de estos espacios en esferas del propio Ministerio.

Frente a este debate, desde el Partido Comunista queremos manifestar nuestra posición.

En primer lugar, advertir que la pandemia del coronavirus no ha finalizado. Los niveles de contagio se encuentran en ascenso o en una meseta de contagios diarios elevada, y con serios niveles de saturación del sistema sanitario en diversas provincias. Ciertamente, la vacuna surge como una esperanza, -pese a los intereses de los laboratorios y la rapiña a que intenta someterla el capitalismo mundial-, y supone un enorme esfuerzo colectivo donde nos involucramos. Sin embargo, debemos observar que hasta que un porcentaje de la población, incluidos lxs docentes, no se encuentre vacunado con los respectivos procesos de inmunización de hasta 6 semanas, la violación de las medidas sanitarias, como el hacinamiento de 30 niñxs por aula como propone el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, acarrea severos riesgos de contagio para la población en su conjunto.

En segundo lugar, queremos resaltar que durante el ciclo lectivo 2020 hubo clases. Si bien los edificios escolares se cerraron como medida de cuidado, lxs docentes siguieron trabajando y educando mediante la educación virtual, en condiciones enormemente adversas que intensificaron su tarea y a partir de un profundo esfuerzo en solidaridad con les estudiantes y sus familias. No ignoramos las complejidades educativas, laborales y sociales que la situación ha planteado tanto a lxs niñxs como a sus familias, y su necesidad del regreso a la escuela. Pero la vuelta a las aulas no puede resolverse con formulaciones simplonas, cediendo a presiones irresponsables por encima de la situación epidemiológica, de un conjunto de condiciones materiales que lo garanticen y de la continuidad de los cuidados colectivos que desde el inicio de la pandemia del coronavirus han sido un núcleo fundamental para repensar la sociedad desde un paradigma diferente con centralidad en el Estado como garante de derechos y condiciones para un sistema público de salud que viene siendo víctima de los intereses del capital.

A partir de estas premisas, los puntos centrales de la agenda del debate educativo para el retorno a la presencialidad deberían incluir indefectiblemente las condiciones laborales docentes y no docentes, y las condiciones de infraestructura edilicia y tecnológica de las escuelas. Se necesita más presupuesto, más aulas, más docentes, mejores salarios, mejores escuelas, personal de la salud en las escuelas, así como un sistema educativo bimodal de emergencia que garantice el derecho a la educación de todes. Con agua potable garantizada, con espacios áulicos suficientes, mayores cargos docentes para una tarea que debe multiplicarse, articulación con personal de salud en la planta funcional de las escuelas.

Hablamos de un regreso progresivo, por etapas y con monitoreo, dialogado y construido junto con los sindicatos y la comunidad educativa de acuerdo con la realidad de las escuelas, pueblos y comunidades, y no con los actores privados y privatizadores como son las fundaciones y organizaciones no gubernamentales. Agenda en la que la voz de les docentes y sus organizaciones no puede estar ausente ni ser víctima de definiciones verticales. Sin ello, la presencialidad aun con protocolos redundará en someter a los docentes a una irresponsable exposición al virus con graves consecuencias para su salud, como para la de los estudiantes y sus familias.

Este momento de crisis que estamos atravesando demanda poner en el centro del debate público la ineludible necesidad de un financiamiento educativo federal frente a una Argentina desigual, desigualdad que se acrecienta con la descentralización presente en La Ley de Educación Nacional, cuya reforma es una necesidad urgente para poder avanzar en la construcción de una escuela pública, emancipadora y popular que garantice la educación como derecho humano y derecho del pueblo.

Secretariado Nacional del Partido Comunista de la Argentina

26 de enero de 2021

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