No al golpismo yanqui – oligárquico.
Tras la consumación del golpe de estado en Paraguay queda claro cual es el bloque de poder que lo impone: se trata en lo fundamental de de una conjunción de los intereses de los EEUU, que busca contar con una cabecera de playa en el Cono Sur de América Latina; de las transnacionales del “agronegocio” asociadas a los latifundistas sojero-exportadores; y de la derecha política tradicional paraguaya que ahora busca retomar su acumulación de capital, las más de las veces ilegal y corrupta, sin la disputa de un Estado por más mínima que haya sido su presencia.
El Comando Sur de los EEUU ha instalado una pista de aterrizaje para aviones de gran porte y última tecnología en Mariscal Estigarribia, capaz de albergar 16.000 efectivos, que resulta una amenaza para toda la región sur del continente.
La transnacional Monsanto opera como nexo del imperio con el sector agroexportador sojero, donde participan también capitalistas brasileños y argentinos, que no pagan al Estado retención alguna.
Es conocida además la total apertura de Paraguay a las importaciones extranjeras, legales y de contrabando, justo cuando en el mundo los monopolios transnacionales y los gobiernos que les son afines, especialmente en los países de alto desarrollo, despliegan una batalla contra lo que llaman “proteccionismo” de los países emergentes.
Es sabido también que tras décadas de dictadura y dominio político del Partido Colorado stronista, es dominante allí una burocracia política empresarial, parte importante de la cual pertenece al Partido Liberal, que quedó controlando los poderes legislativo y judicial, aun después de la asunción de Fernando Lugo como Presidente.
Incluso el matiz “parlamentario constitucional”, que burdamente intentaron para dar el golpe de estado, ha tenido graves irregularidades que no permiten disimular que se ha tratado de una lisa y llana destitución de la autoridad legítima ungida por el voto popular tan sólo nueve meses antes de las elecciones presidenciales.
El Partido Comunista de la Argentina saluda y se solidariza con las movilizaciones y la unidad del pueblo paraguayo en defensa de la democracia, factores fundamentales para articular la resistencia, así como las acciones de los gobiernos de la región apuntadas a no reconocer a los golpistas como gobernantes de Paraguay, ni en el MERCOSUR ni en la UNASUR.
Los parlamentarios que hoy son el instrumento golpista son los mismos enemigos de la Integración Latinoamericana que han venido trabando el ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al MERCOSUR, algo que ahora debiera concretarse para consolidar la ecuación energético alimentaria.
Llamamos al pueblo argentino y a nuestros hermanos de América Latina y el Caribe, así como a los de todo el mundo, a mantener una firme solidaridad con nuestros hermanos paraguayos en la convicción de que no pasará demasiado tiempo para que en ese país, donde el viejo coloniaje no pudo anular la cultura ancestral de los guaraníes, tampoco podrá consolidarse el golpismo y de que las fuerzas más avanzadas podrán fortalecerse para restablecer la soberanía popular con el nuevo caudal de experiencias adquirido en este último proceso y en las recientes contingencias.
Partido Comunista de la Argentina.
Comité Central.