Construyamos una alternativa antiimperialista contra el proyecto neocolonial de Milei y los monopolios
El acto lanzamiento de “Las Fuerzas del Cielo”, que tuvo lugar el último fin de semana, en la Sociedad Italiana de San Miguel, con una escenografía nazi-fascista cuidadosamente montada, no es ningún hecho político aislado, ni marginal: se inscribe en un clima de época que con iniciativas como ésta buscan seguir radicalizando desde el poder real.
Los principales referentes de la agrupación, que se presentó como “la guardia pretoriana” y “el brazo armado de Javier Milei”, tienen línea directa con el gobierno y en una democracia en serio tanto ellos como los funcionarios y empresarios que los apañan deberían responder ante la justicia.
Este acto constituye una amenaza de extrema gravedad para la débil democracia argentina que nos retrotrae a escenas y discursos propios de los oscuros años de la Triple A, que fueron la antesala de la última dictadura cívico-militar. Subestimarlo sería un grave error.
La irrupción de esta organización de perfil paramilitar no puede disociarse de los millones entregados a la SIDE para gastos reservados, de los estrechos vínculos del gobierno nacional con los servicios de inteligencia de EEUU e Israel, del financiamiento multimillonario de los principales monopolios a la Fundación Faro (tanque de pensamiento del gobierno para su cruzada macartista en la batalla cultural), del lawfare que reafirma la condena y la proscripción contra la ex presidenta y ex vicepresidenta Cristina Fernández o del próximo encuentro de la Internacional neofascista de la CPAC, que tendrá lugar en la Ciudad de Buenos Aires el 4 de diciembre, con Milei como anfitrión y figura central.
Grupos como “Las Fuerzas del Cielo” o “Revolución Federal” merecen el repudio unánime del conjunto de los partidos políticos que se asumen opositores al régimen de Milei, para evitar que se sigan reproduciendo y para no terminar siendo cómplices del rebrote fascista en la Argentina.
Sin embargo, no alcanza con pronunciarse. La amplia unidad de acción contra el neofascismo, para que pueda ser efectiva, es preciso que esté dirigida por una fuerte corriente anticapitalista. Porque el fascismo fue y es, en pleno siglo XXI, producto del capitalismo.
El papel funcional al capital concentrado que han jugado las distintas variantes del fascismo y las derechas reaccionarias viene del fondo de la historia. Aunque en estos momentos de agudización de la crisis civilizatoria capitalista y de tránsito convulsionado entre un mundo viejo y un mundo nuevo, ese papel histórico se manifiesta directamente como una estrategia del imperialismo a cara descubierta.
Por to tanto, entendemos que la unidad debe fortalecerse en función de una alternativa superadora de las opciones moderadas: que buscan rearticularse y que con una retórica de conciliación social, terminan promoviendo la claudicación de las luchas.
Precisamente, fueron las limitaciones y claudicaciones del gobierno anterior las que permitieron el avance y el ascenso al gobierno del proyecto neofascista y ultraliberal que hoy debemos enfrentar sin tregua. Y contra el que tenemos que antagonizar desde una concepción antiimperialista, por una patria liberada.
I Ni un minuto de tregua a Milei !