La ofensiva del gobierno neofascista de Milei sobre la Universidad Pública es histórica, tanto material como ideológicamente; bajo el discurso del ajuste presupuestario en post de un “déficit 0”, pretende desmantelar más de un siglo de producción de conocimiento crítico y de formación de intelectuales, científicxs, tecnólogxs y profesionales que abonaron a lo público, lo comunitario y a la Soberanía Nacional. La voluntad neocolonial y entreguista del gobierno requiere la destrucción de las Universidades Nacionales, con el afán de mercantilizar a educación superior y profundizar la transferencia de ingresos y riquezas desde les trabajadores hacia los sectores del poder concentrado y el sistema financiero, nacional e internacional.
La reafirmación en Diputados del veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario fue a chispa que encendió al movimiento estudiantil que salió a defender la Universidad y su derecho a la educación superior por todas las vías, desde tomas y clases públicas, hasta intervenciones de todo tipo y color, demostrando una vez más que el movimiento no está dispuesto a claudicar. Desde la primera histórica marcha nacional del 23 de abril y desde la movilización del 2 de octubre en adelante, el movimiento universitario, con todos sus claustros, con sus centros, federaciones y sindicatos se paran ante la Historia como una nueva generación de luchadores sociales, dispuestos a estar a la altura del legado de la Reforma del ’18, de la resistencia a la dictadura de Onganía en los ’60, a la lucha de les 30.000 y la resistencia popular de los ’90.
A pesar de todas las demostraciones de fuerza de nuestras Universidades Nacionales, el ajuste presupuestario de Milei no cesa: con salarios con un retraso de 60 puntos atrás de la inflación, un 85% de los docentes universitarios por debajo de la línea de pobreza y hasta un 60% en el caso de les no docentes, y un 48% en el caso de les estudiantes universitarios. Empujados por la carestía de vida producto de las políticas económicas del gobierno, como la devaluación, la quita de subsidios y la desregulación de áreas vitales para la sociedad que levaron a un alza histórico en los precios de alquiler, transporte, servicios y comida y con un proyecto de ley de presupuesto para 2025 que prevé una inversión 43.3% menor en términos reales que en 2023. Esto implica la expulsión masiva de estudiantes y la fuga de docentes e investigadores hacia el pluriempleo o hacia el exterior.
El conflicto universitario tiene una enorme legitimidad social y ha logrado hacer mella en la imagen del gobierno. A pesar del intento de desprestigiar, reprimir y violar la autonomía universitaria, las tomas, las asambleas, las concentraciones, cortes y marchas han logrado sortear los ataques y consolidar un apoyo general a la universidad pública. Es necesario seguir profundizando y masificando la lucha de cara a una Tercera Marcha Federal Universitaria.
El tempo es ahora: la lucha en unidad por defender la universidad pública edifica los cimientos de una universidad verdaderamente popular. Desde el Partido Comunista y la Federación Juvenil Comunista participamos activamente de este proceso, con la convicción de que no hay tiempo que perder y que solo la derrota de este gobierno nos permitirá construir una Patria Soberana, Justa e Igualitaria. No es tiempo de tibieza ni especulaciones. Las luchas y la articulación de ellas, con los esfuerzos de partidos políticos. sindicatos y movimientos, forjaran una nueva esperanza para nuestro pueblo.
¡Ni un minuto de tregua a Milei!