La aprobación del acuerdo con el FMI contó con el decisivo apoyo de los parlamentarios de Juntos por el Cambio, quienes han pasado a ser una especie de niños mimados de un supuesto “consenso democrático” para enfrentar la crisis. Con esto, el gobierno golpea duramente las expectativas y contradice las promesas realizadas en la campaña electoral que nos llevó a derrotar en las urnas al gobierno de Macri.
Como hemos señalado en documentos anteriores, no dejamos de valorar a los y las compañeros y compañeras que votaron o se pronunciaron en contra de este acuerdo, argumentando contundentemente sobre las consecuencias nefastas que éste tiene para el país. Como señaló el senador Parrilli en su presentación, esto no se discutió en el Frente de Todxs y fue negociado por ”un grupo de funcionarios del ejecutivo”.
Queda claro que la derrota en 2019 de lo que representa el macrismo fue solamente en las urnas.
No solo porque la mayoría de las reformas regresivas llevadas adelante por la gestión anterior siguen vigentes, sino porque con este acuerdo queda claro el rumbo elegido de sumisión a los organismos internacionales y a las políticas dictadas por Ios EEUU. Como si esto fuera poco, con este acuerdo queda en evidencia, más allá de las declaraciones de ocasión, a decisión política del presidente Alberto Fernández de dejar en el olvido su promesa y compromiso de investigar la fraudulenta deuda acordada entre Macri, Trump y el FMI.
Como dijimos también en declaraciones anteriores, en la Argentina tenemos la experiencia suficiente como para no ignorar Io que estos acuerdos representan y para no dejarnos engañar por Ios cantos de sirena de un futuro bienestar. Estos acuerdos condicionan a nuestro pueblo a seguir atravesando y profundizando una larga lista de penurias como las que ya se están viviendo.
Las políticas de ajuste ya están presentes y las sufrimos cotidianamente a través de la inflación, la carestía, el aumento de tarifas y de combustibles, a lo que se suma una profundización de la fiexibilización laboral de hecho (solo ver el aumento de los/as trabajadores monotributistas). y una presión que irá creciendo para avanzar en el aumento de la edad jubilatoria, disimulado tras el discurso de la “opción voluntaria”, a seguir trabajando una vez alcanzada esta edad.
Esto no puede ser de otra forma ya que, insistimos, todo acuerdo con el FMI representa invariablemente ajustes, pobreza, pérdida de soberanía y una larga lista de penurias para nuestro pueblo.
El frente electoral con el que se ganaron las elecciones del 2019 nunca tomó la forma de un verdadero frente político y su rol fue desconocido ante las decisiones tomadas por el sector que hegemoniza el gobierno. Las diferencias de concepciones políticas y de objetivos entre muchas de las fuerzas que dieron origen al Frente de Todxs ya están volcadas sobre la mesa mientras se diluyen las expectativas generadas en 2019. es poco o nada lo que queda.
Coherentemente con la decisión de firmar este acuerdo con el FMI, el gobierno confirma día a día su alineamiento con las políticas de los EEUU. Esto lo hemos visto recientemente con la actividad realizada por el jefe de Gabinete Juan Manzur en la embajada de EEUU, en favor de las políticas injerencistas de la OTAN en Ucrania, junto a la embajadora colonialista del Reino Unido y el embajador nazi de Kiev, en la visita del general Barry Collins, reafirmó la cooperación en materia de defensa y presionó para que la Argentina no adquiera aviones caza de origen chino y si adquiera los F-16 estadounidenses.
Desligar estos gestos de la firma de acuerdo es un error, no son más que expresiones concretas de las exigencias estadounidenses y del rumbo elegido por el gobierno, de alineamiento con los EEUU y cogobierno con el FMI.
Hoy el Frente de Todxs se ha convertido en poco más que un enunciado, en un reflejo de una unidad nunca concretada en términos de funcionamiento político y debate programático.
Los amplios espacios que nos mantenemos firmes en nuestras convicciones, y que hemos sostenido todos estos años una idea común sobre la necesidad de una construcción frentista, programática, política y con el claro objetivo de enfrentar a quienes someten a nuestro pueblo al hambre y la exclusión, tenemos que avanzar en la construcción de una verdadera alternativa tanto frente a las propuestas posibilistas o de matriz neoliberal.
La deuda es con el pueblo. Como bien sabemos, la única lucha que se pierde es la que se abandona, no nos daremos por vencidos ni podemos resignamos y entregarnos a la posibilidad real de que la derecha avance en la construcción de una victoria en 2023.
Para esto, resulta imprescindible realizar una convocatoria de todos aquellos espacios que coincidimos en que debemos persistir en una construcción frentista.