La situación internacional
Iniciamos un nuevo año y la tensión entre las principales potencias del planeta escala de manera altamente peligrosa tanto política, económica, como militarmente, dejando al descubierto la profundización de las contradicciones que ya estaban expuestas antes de la COVID 19.
En este marco, las negociaciones con el FMI están ocupando el centro de la escena en Argentina y sería importante que por parte del gobierno se tenga en cuenta lo nuevo de la situación internacional para evaluar los pasos a seguir en relación con la deuda tomada fraudulentamente por el gobierno de Macri.
El sistema mundo actual es inestable, caótico y resulta imposible que pueda sostenerse en el tiempo. La concentración de la riqueza, la desigualdad, el hambre, la desocupación, junto a los efectos del cambio climático, la injusta y especulativa distribución de los recursos para paliar la pandemia, entre otros procesos, hace urgente e imprescindible encontrar caminos para superar las condiciones impuestas por el capitalismo y que lleva al abismo a la humanidad.
Las relaciones con China, Rusia y los bloques y acuerdos que están promoviendo política, comercial y financieramente, deben ser tenidos en cuenta por la Argentina como alternativas ciertas frente a las presiones y condicionamientos de los EEUU y los organismos internacionales que controla. En este contexto, crece el nivel de provocación por parte de las potencias anglosajonas contra la Federación Rusa y contra la República Popular China.
Esto se manifiesta, por ejemplo, con la creación de organizaciones como el AUKUS, la recuperación del CUAD o la de Los 5 Ojos en el Océano Índico, así como con la permanente expansión y crecimiento de la OTAN hacia la frontera rusa. En 1991 la OTAN estaba compuesta por 19 miembros, hoy cuenta con 30.
El escenario de un conflicto militar con riesgo nuclear se dibuja peligrosamente. Las reuniones de Wendy Sherman, subsecretaria de Estado de EEUU, con Serguei Ryabkov, viceministro de RRII de la Federación Rusa, en Ginebra, la de los lideres rusos con representantes de la OTAN en Bruselas y la de los del país eslavo con representantes de la OSCE en Viena, no arrojaron resultados esperanzadores respecto a la situación en el este de Europa. En los primeros días del año asistimos a las violentas protestas surgidas en Kazajistán estimuladas por organizaciones terroristas, en uno de los países importantes por donde pasa la Nueva Ruta de la Seda impulsada por China.
En síntesis, un escenario altamente preocupante donde lo que emerge es la agresiva resistencia de un bloque de poder mundial a aceptar un nuevo mundo multilateral sin hegemonías unipolares. El mundo reclama una nueva arquitectura de seguridad global, una nueva lógica en las relaciones internacionales, donde cada potencia asuma compromisos y los respete en beneficio de todas las partes.
Mientras tanto en nuestro continente se ha producido el surgimiento de nuevos gobiernos producto de la permanente lucha de los pueblos. Así vimos ganar elecciones y llegar al gobierno a Xiomara Castro en Honduras, Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú, el triunfo de Luis Arce en Bolivia tras el golpe de estado, consolidarse al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y de Daniel Ortega en Nicaragua, renovar la eterna resistencia en Cuba, crecer la aceptación popular de Andrés Manuel López Obrador en México. Este año se abren renovadas esperanzas de derrotar a dos de los gobiernos de derecha más peligrosos de la región con un triunfo de Lula en Brasil y Gustavo Petro en Colombia.
Un dato de la realidad es que siempre en los momentos de mayor conflicto internacional fue cuando los pueblos de nuestra América lograron mayor grado de soberanía. Por eso consideramos que es un periodo donde la audacia y el coraje deben ser elementos que nos ayuden a recuperar y fortalecer las organizaciones regionales como la CELAC, la UNASUR para avanzar hacia la integración regional, único camino para salir de la situación actual de atraso y empobrecimiento de nuestros pueblos.
Una salida conjunta frente a los condicionamientos de la deuda
El gobierno argentino está llevando adelante negociaciones con el FMI por la enorme deuda tomada por Mauricio Macri.
Estas negociaciones deben ser una gran oportunidad para sentar un precedente y recuperar soberanía no aceptando un plan de ajuste tradicional, recurriendo al apoyo popular y de los organismos internacionales, haciendo causa común con otros deudores y reclamando una nueva ingeniería financiera internacional.
Es un momento propicio para encontrar una salida por fuera de las recetas tradicionales del FMI. El problema mayor lo tiene el FMI por el monto otorgado al gobierno argentino anterior vulnerando sus propios estatutos. La cantidad de países endeudados, el monto de lo adeudado internacionalmente, el franco declive económico-financiero a nivel mundial y la crisis que enfrentan los EEUU, verdadero decisor en el FMI, avalan la posibilidad de tomar una posición colectiva y de fuerza frente a los condicionamientos de los acuerdos que buscan imponer.
El actual contexto, en el cual continúa manifestándose la crisis capitalista en medio de un rebrote de los contagios por la aparición de la variante Ómicron, demuestra que ni la crisis sistémica ni la pandemia han terminado y no lo debe ignorar el gobierno argentino en sus negociaciones con el FMI por la enorme y fraudulenta deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri.
Una deuda, la más grande en la historia del FMI, que tuvo como claro objetivo respaldar el intento de reelección de Macri en 2019, favorecer la fuga de capitales por parte del bloque de poder real económico-financiero, político y mediático y condicionar a cualquier posible gobierno que se resistiera a seguir las políticas de Washington a libro cerrado.
No caben dudas de que las negociaciones en curso entre el gobierno nacional y el FMI condicionarán, como lo hacen las políticas desestabilizadoras de las derechas junto al bloque de poder económico, mediático y judicial toda posibilidad de una política soberana para enfrentar la crisis y afectará directamente la posibilidad de hacer frente a la verdadera deuda que tiene que pagar nuestro país, la deuda con el pueblo.
Desde el Partido Comunista reafirmamos nuestra postura de suspensión de toda negociación y pago de intereses hasta que la deuda sea investigada y los responsables de este verdadero saqueo al pueblo argentino sean castigados y respondan con sus bienes a estos compromisos.
No puede haber acuerdo con el FMI a costa del sufrimiento del pueblo.
Hoy en nuestro país vivimos las consecuencias de la continua máquina de exclusión que es el capitalismo de por sí, a lo que se suman los 4 años de neoliberalismo con Macri al frente y la pandemia de coronavirus. Con sólo mirar las cifras de pobreza, indigencia, desempleo y demás calamidades es claro que no hay condiciones para un acuerdo que implique un ajuste sobre las espaldas de los sectores populares.
Insistimos en que la deuda es ilegal, ilegítima e impagable. Debe ser declarada “deuda odiosa” ya que cumple con todos los requisitos para esto, según la Doctrina Jurídica de Deuda Odiosa, a saber:
- la ausencia de beneficio para la población: la deuda ha sido contraída no en beneficio del pueblo y del Estado, sino contra su interés y/o en beneficio personal de los dirigentes y las personas próximas al poder
- la complicidad de los prestamistas: los acreedores sabían (o estaban en condiciones de saber) que los fondos prestados no beneficiarían a la población.
Por lo tanto, resulta imprescindible suspender las negociaciones con el FMI y el pago de la deuda contraída por el gobierno de Macri hasta tanto se realice una investigación y se determinen las responsabilidades de los funcionarios del FMI que avalaron, por presiones del gobierno de Donald Trump y violando sus estatutos, el mayor crédito en la historia del organismo, destinado a la campaña electoral de Cambiemos.
En el actual contexto internacional que reseñamos, instancias como la CELAC, una UNASUR revitalizada, y otros organismos multilaterales pueden jugar un papel protagónico para enfrentar las presiones de los EEUU y de los organismos internacionales que comanda.
En este contexto de crisis y disputa en el terreno geopolítico, la acción articulada de los países afectados por las deudas y las políticas injerencistas de los organismos institucionales dirigidos por los EEUU debería articular políticas conjuntas para enfrentar los condicionamientos que nos imponen y quieren imponer, contribuyendo a la construcción de un nuevo sistema multipolar en cual los intereses de los pueblos estén por sobre los del capital.
Resulta imprescindible movilizarnos y pronunciarnos en todas las instancias que sean necesarias contra toda política intervencionista de los organismos internacionales dirigidos por los EEUU, impulsando y reclamando:
- Suspensión de los pagos de las deudas externas de nuestros países. Investigación de estas y propuesta de jubileo internacional frente a estos mecanismos de saqueo y condicionamiento de las políticas soberanas de la región.
- Institucionalización de la CELAC para que este organismo reemplace efectivamente a la OEA, verdadero “ministerio de colonias” como la definió en su momento Fidel Castro.
- Aprovechar la presidencia pro tempore de Argentina en la CELAC para impulsar reclamos y soluciones conjuntas frente a los condicionamientos del FMI.
- Obligatoriedad y acceso gratuito y universal a las vacunas contra la Covid. Liberación de las patentes. Medidas de cuidado conjuntas para enfrentar la nueva ola de la pandemia.
- Desmantelamiento de las instalaciones militares de los EEUU en América Latina y el Caribe y rechazo a todo intento de instalación de nuevas bases como sucede en la provincia de Neuquén.
Entendemos que estos son algunos de los puntos centrales desde los cuales podremos avanzar en la construcción de la segunda y definitiva independencia de NuestraAmérica en el marco de una efectiva integración de los pueblos.
Buenos Aires, 26 de enero de 2022.