Rina Bertaccini, in memorian
Por Atilio Boron — 9/2/2016
Con su desaparición, América latina pierde a una de las más brillantes estudiosas de la agresión imperialista y la expansión de las bases militares de Estados Unidos en nuestro continente. Ingeniera de origen, socióloga e historiadora de vocación, Rina Bertaccini fue durante toda su vida una destacada militante y dirigente del Partido Comunista Argentino. Fue una de las fundadoras del Mopassol, el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos, que aglutinó a investigadores de toda América latina y el Caribe especializados en el estudio de la penetración militar del imperialismo en la región. Sus investigaciones se caracterizaron por su rigurosidad, en un tema donde muy a menudo el fervor antiimperialista hacía que muchos vieran bases militares estadounidenses allí donde no las había. Rina, en cambio, reunía metódica y pacientemente la evidencia y cuando afirmaba que en tal lugar, en un país dado, se había instalado una base militar los investigadores sabían que su existencia era real y comprobable.
Su preocupación intelectual y política trascendía con creces el tema de las bases, como lo demuestran los innumerables artículos publicados tanto en la Argentina como en el exterior sobre cuestiones tales como las Malvinas y el Atlántico Sur, la expansión global de la OTAN, las misiones de entrenamiento y ejercicios conjuntos de las fuerzas armadas del continente con las de Estados Unidos, el Plan Colombia y la lucha por paz con justicia en ese país y el colonialismo cultural y sus consecuencias militares, entre tantos otros que suscitaron el interés de un intelecto permanentemente abierto y en guardia, presto a descubrir las novedades y eternamente inconforme con el saber establecido.
Con su muerte se nos va una luchadora incansable y un talento analítico y organizativo excepcional. Pero las semillas que sembró ya comenzaron a dar sus frutos y hay toda una nueva generación que ha recogido su herencia.
Rina: ¡Hasta la victoria, camarada!
Por Ana María Ramb Hughes — 16/2/2016
Pasaron ya diez días de la partida de Rina Bertaccini. Una militante de su dedicación y clara inteligencia sabe dejar su legado en muy buenas manos. No cabe duda de que sus compañeros, veteranos y jóvenes, vamos a echarla de menos, pero el ejemplo que Rina dejó es tan rico, que incluyó la visión de cómo y a quiénes confiar lo que ella construyó a lo largo de décadas. Andrea y Paola, que la acompañaron durante los últimos años en el Mopassol, son su relevo. El nombre de esta institución y el de Rina Bertaccini, que le dedicó décadas de consecuente militancia, van unidos. El Mopassol integró el Consejo Mundial de la Paz, del que el notable escritor argentino Alfredo Varela fue uno de sus artífices, junto con Federico Joliot Curie. Alfredo estuvo también en el período fundacional del Mopassol, cuya sola denominación: Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos habla en forma nítida de la importancia de su papel en la hora actual, cuando la paz del mundo sufre ataques y asedios constantes. Y cuando se pretende también diluir la solidaridad entre los pueblos en medio del racismo y la persecución política, cuando la xenofobia y la expulsión de refugiados que huyen en masa de la muerte y el hambre levanta muros de rechazo, en momentos en que el reclamo oficial por la recuperación de nuestras Malvinas se trastoca y recupera el sentido de un capítulo que creíamos perimido: el de las “relaciones carnales”, cuando EEUU no ha eliminado el bloqueo genocida que aplica contra Cuba, y mantiene sus bases militares en Nuestra América. En resumen: que la existencia del Mopassol es muy necesaria, diríase imprescindible en estos tiempos. Andrea y Paola recibieron de Rina un legado de gran proyección y compromiso, y sabemos de su capacidad y vocación. Afortunadamente, siempre están muy próximas y dispuestas a dar lo mejor de sí figuras como Stella Calloni, a quien Rina acudía a menudo en busca de colaboración y consejo.
La noticia de la muerte de Rina Bertaccini
Por Stella Caloni &mdas; 16/2/2016
La noticia de la muerte de Rina Bertaccini, una militante eterna no sólo golpea a sus camaradas del Partido Comunista sino a compañeros de una diversidad de posiciones políticas tanto aquí como en toda América Latina, para los que siempre tuvo una respuesta solidaria, ante cualquier circunstancia. Y asimismo una advertencia documentada, clara, precisa, contra los peligros de un imperialismo en su fase de mayor violencia.
Presidenta del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los pueblos(MOPASSOL) y vicepresidenta del Consejo Mundial por la Paz no hubo un sólo día de su vida que no estuviera trabajando activamente, con una persistencia conmovedora, para advertir –especialmente en estos tiempos- las amenazas que avanzaban sobre nuestros pueblos , en un mundo incierto y atrapado por la brutal desinformación
Estamos viendo los resultados dramáticos e inconmensurables, que signfica para los pueblos caminar a ciegas por un mundo, donde el enemigo de la humanidad construye hora por hora la destrucción de la vida humana.
Su asombrosa capacidad de análisis, que le permitía avanzar sobre una diversidad de temas, pero especialmente en los que significaba la militarización imperial y las formas diversas de intervención e invasiones encubiertas, abría caminos y luces.
Rina se adelantaba a los acontecimientos, en forma brillante y reclamaba no perder bajo ninguna circunstancia la mirada estratégica porque sabía que era la única defensa posible de nuestros pueblos, alentando a las dirigencias políticas, a los militantes de distintos sectores a informarse e informar a sus seguidores, sobre los planes imperiales, que lamentablemente muchos desvalorizan “como teorías conspirativas”. Es muchísimo lo que podríamos decir sobre el extraordinario trabajo de Rina, que debió vencer obstáculos increíbles, ante los cambios que se produjeron en el mundo y golpearon al movimiento por la paz, especialmente en países europeos, que ahora están viviendo el resultado de esa debilidad política.
Conmovida ante los genocidios del siglo XXI, estando enferma y con dificultades no dejaba ni por un momento de estar atenta a los que sucedía en el mundo, y aunque le faltaban las fuerzas físicas, aún en sus peores momentos alentaba a seguir trabajando en solidaridad. No se si conoció la noticia de la muerte de otro gran compañero de años de lucha como fue Orlando Fundora de Cuba , que la antecedió por muy poco tiempo, dejando también un inmenso vacío.
Sólo quiero decir que la desaparición física de Rina Bertaccini -de quien no podemos olvidar su generosidad para alentar y promover a jóvenes compañeros – debe hacernos multiplicar nuestra tarea en momentos muy difíciles para la humanidad, pero cuando han surgido destellos, que han hecho regresar un indispensable equilibrio para un tiempo tan despiadado y brutal. Con toda la tristeza que significa despedir a una luchadora ejemplar como fue Rina, nuestro deber es que cada uno ocupe su lugar cada vez con mayor responsabilidad. No dejemos que caiga un trabajo que fue una vida. Que el ejemplo que nos ha dado sea recogido , no sólo como memoria sino como actividad permanente. En nombre de Rina debemos recuperar nuestra lucha sin descanso. por la paz, por la unidad de nuestros pueblos.
Nunca como en estas horas necesitamos al MOPASSOL como a todos los organismos que han resistido tantas adversidades. El mejor homenaje a Rina es recuperar su legado que sigue siendo hoy tan presente y necesario como fue ayer. Por Rina, por la continuidad de su trabajo, transformemos en memoria viva la lucha inclaudicable por la paz. Con inevitable tristeza.